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Milei en Alemania
Por: Club de Periodismo Económico
El próximo viaje que el presidente argentino, Javier Milei, realizará a Alemania ha sido noticia en los medios alemanes, que se mantienen cautos y, al mismo tiempo, un poco intrigados por los lineamientos ultraliberales de este personaje.
El influyente diario alemán Süddeutsche Zeitung se refiere a la tentación de buscar respuestas simples y mágicas para problemas complejos. Milei tiene su propia solución milagrosa, instantánea: una prescripción de austeridad extrema y disminución del tamaño del estado para la economía argentina. Pero hay mucho que aprender de la experiencia económica de América del Sur sobre las limitaciones y peligros de esa mentalidad.
El ejemplo que Milei a menudo menciona como un modelo de éxito es el de Chile. Bajo el gobierno de la junta militar de Augusto Pinochet, Chile implementó algunas de las reformas más radicales, de orientación neoliberal, dirigidas por Milton Friedman y la escuela de Chicago. Aunque dichas medidas lograron estabilizar la economía y crearon un impulso de crecimiento, también generaron niveles extremos de desigualdad y descontento social. El desarrollo económico no se acompañó de igualdad en el bienestar de las personas y, por lo tanto, representó un caso de que las personas no pueden depender completamente de la mercantilización.
Milei parece no tener mucho interés en advertencias de esta naturaleza histórica. Su llamado a la privatización de las empresas estatales y la liberalización de los mercados es parte de un complejo de creencias en la autorregulación del mercado, un complejo de creencias que simplemente ha demostrado ser insuficiente para cambiar las lógicas estructurales complejas.
La crisis argentina es complicada, un símbolo de las fallas en términos de corrupción, mala gestión estatal y una economía profundamente desigual. Las medidas simples, sin embargo, podrían hacer más daño que bien en términos de agravar en lugar de ayudar.
El Frankfurter Allgemeine Zeitung hizo a la Sociedad Hayek de Berlín una pregunta que surgió debido a un premio liberal otorgado a Milei. Este es el hecho que fija el rumbo de la estrategia de Milei, no menos que los límites y obligaciones del liberalismo económico en la situación de la catástrofe.
La motosierra que Milei usó en su campaña electoral es el ícono de la postura decidida y fulminante hacia el cambio. Pero es también el síntoma de un ataque ciego e insensible a los lados sociales y políticos de un giro brusco. En realidad, también se debe tener en cuenta que no solo el funcionamiento eficaz de la economía, sino también la cohesión social y la justicia requieren la democracia liberal.
Las políticas económicas no deben estar dirigidas solo al crecimiento, sino ser dirigidas de manera que el crecimiento pueda ser distribuido equitativamente. La propuesta de Milei, que solo busca la reducción del Estado y la austeridad, parece no estar impregnada de una visión que vea estos factores como primordiales.
La medalla que la Sociedad Friedrich August von Hayek le otorgará en Hamburgo no es tanto un premio a su persona como una señal de la perpetuación de los factores que el neoliberalismo representa en la toma de decisiones económicas. No obstante, es extremadamente importante que los economistas y los tomadores de decisiones se tomen propuestas como esta y muchas otras con algo de nivelación en lo que respecta a las realidades empíricas y las lecciones de la historia.
La experiencia chilena y la de otras naciones que han seguido este camino revelan que el desarrollo económico sostenible y equitativo no se logra con recetas de mercado muy simplistas. El viaje de Milei a Alemania y el impacto que tendrá deberían formar parte de una discusión seria y reflexiva sobre las políticas económicas que pueden ayudarnos a superar los problemas de la actualidad.