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Confrontación entre Estados Unidos y China:

Factor clave para entender el rumbo de la economía mundial

La actual confrontación entre Estados Unidos y China tiene como eje fundamental la disputa del estatus de primera potencia global y/o nuevo equilibrio de fuerzas. En este sentido, Estados Unidos se esfuerza por mantener su influencia hegemónica ganada a partir de la caída del muro de Berlín y la posterior disolución de la Unión Soviética, mientras que por otro lado la República Popular de China realiza esfuerzos por tener un papel internacional más prominente.


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Esta competencia se la comprende desde una dimensión geopolítica, es decir, se expresa en aspectos relacionados con la política, geografía, economía, así como también el desarrollo de áreas y esferas de influencia.

La estadística advierte la rivalidad. En cuanto al PIB al año 2022 a precios constantes de 2010, Estados Unidos registra un valor de US$ 20,9 billones y China US$ 16,3 billones, pero en PIB PPA (a precios internacionales constantes de 2011) Estados Unidos tiene US$ 21,5 billones y China US$ 25,6 billones, es decir en términos de paridad de poder adquisitivo (costo de vida) China ya supera a Estados Unidos, todos ellos datos del Banco Mundial.

Según la OMC, el ascenso importante de China en el comercio global es considerable, siendo el principal exportador mundial con 2.590.221,1 millones de dólares, teniendo una participación del 17,82% del mercado mundial de exportaciones, mientras que Estados Unidos tiene el 8,13% de participación en el mercado, datos del 2021. De esta forma los datos corroboran la disputa entre las dos potencias.

Los ámbitos de la confrontación entre Estados Unidos y China son múltiples, ya sea desde lo industrial, comercial y tecnológico. En la presidencia de Donald Trump se comenzaron a imponer una serie de medidas que afectaron primero a la industria del acero de China, ya que se incrementaron los aranceles, pero al poco tiempo, se fueron ampliando a nuevas medidas restrictivas en empresas pertenecientes a otros sectores económicos.

El caso de Huawei ejemplifica la aplicación de una serie de sanciones de una empresa dedicada a la actividad tecnológica, como son la fabricación de celulares y de la red 5G, lo cual pone de manifiesto un adelanto frente a sus pares norteamericanos, siendo China en la actualidad un líder en telecomunicaciones y por ende un fuerte competidor en tecnologías de alto impacto.

Por otra parte, China no se ha quedado calmada y tranquila, sino que ha respondido gradual y recíprocamente, de esta manera las medidas arancelarias han afectado a ciertos productores agropecuarios de Estados Unidos al no poder acceder al mercado chino, por ejemplo. En la actualidad, la vorágine confrontativa por parte de Estados Unidos y sus países aliados se enmarca en impedir que China produzca semiconductores de alta capacidad, ya que consideran que este tipo de tecnologías darán suficiente ventaja al país que los produzca y domine su uso. Hoy los microchips están presentes en electrodomésticos, telecomunicaciones y tecnologías de la información, sistemas militares y espaciales.

El contexto de lo indicado se expresa en los siguiente orden histórico: si la máquina de vapor fue la herramienta principal en la primera revolución industrial (1760 – 1840), el petróleo y la energía eléctrica fue en la segunda revolución industrial (1870 – 1914), con la electromecánica y la electrónica digital se logró la tercera revolución industrial (1947 - 2010) y, actualmente las avanzadas tecnologías digitales como la robótica, inteligencia artificial, internet de las cosas han abierto paso a una cuarta revolución industrial o conocida como industria 4.0 (Aibar, 2019).

Por ende, tener el liderazgo de la industria de microprocesadores, particularmente los más avanzados en su desarrollo tecnológico, es vital no sólo para liderar una industria, sino que la misma está enlazada al progreso de varias actividades sean industriales o de servicios que a su vez facilitan un liderazgo económico y geopolítico mundial. Históricamente China era una potencia en la antigüedad, pero no se insertó en el proceso de revolución industrial del siglo XVIII y por ende paulatinamente perdió espacios e influencias hasta incluso ser víctima de neocolonialismo, de ahí se comprende que en la actualidad no quiera quedar rezagada en esta nueva etapa de industrialización con sus fábricas de microprocesadores. Desde esa perspectiva Estados Unidos comprende que, ceder espacios en el desarrollo de esta industria resulta clave y estratégica para mantenerse en el estatus de primera potencia.

Actualmente se están configurando dos bloques de manera nítida. El Grupo del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), donde están las principales economías industrializadas del mundo, pero siendo necesario reconocer que Estados Unidos lidera el grupo. Mientras que China, Rusia, Brasil, Sudáfrica han conformado el grupo de los BRICS que concentran el 40% de la población mundial, el 20% del Producto Interior Bruto (PIB) y producen más de un tercio de la producción mundial de cereales (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 2023).

La importancia del BRICS es creciente, ya que hay varios países que han solicitado ser parte del mismo. El desarrollo de sistemas de pago alternativos, el acuerdo de que las transacciones entre sus países se realicen en la moneda local, funcionamiento de un Banco de Desarrollo, el proponerse una moneda común para los países del bloque. Por ende, los BRICS indican como objetivo lograr un mundo con “relaciones equilibradas”, en otras palabras, una redistribución o renegociación del orden mundial, de ahí que vienen sosteniendo un discurso sobre el “multilateralismo”. China y Rusia juegan un papel importante en esta agrupación.

Esta disputa se ha expresado en otros ámbitos, como son la obtención de materias primas, haciendo acuerdos China en varios países de América Latina como Chile, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, Perú, entre otros, garantizándose una serie de minerales como es el caso del litio, fundamental para las baterías de las nuevas tecnologías (Espinoza Piguave, 2019). También su influencia comercial y de negocios es fuerte en África.

Esta capacidad de China para “mapear” y hacerse de las principales fuentes de energía, minerales y de las tierras raras, hacen del gigante asiático un rival fuerte, el cual se ha garantizado su cadena de suministro para la producción y en especial ha puesto acento en las materias primas para la fabricación de tecnologías.

Por su parte, Estados Unidos ha planteado su política de “América First “, el cual son una serie de acciones donde los intereses del país están primero frente a sus competidores e incluso, al de los países socios. Biden ha logrado el acuerdo necesario para el impulso de un “Plan de Infraestructura” que busca modernizar el país y hacerlo más competitivo en energía, transporte, telecomunicaciones, aeropuerto, sistema ferroviario; comprendiendo que este esfuerzo hace parte por mantener su condición de primera potencia mundial.

Desde el año 2013 el presidente Chino Xi Jinping ha planteado la política la Franja la Ruta, rememorando con su denominación a la histórica ruta de la seda que conectó al antiguo Imperio Chino con el Imperio Romano y que facilitó no sólo el transporte de mercancías sino de conocimiento. Actualmente ha servido para que China logre desarrollar las ciudades al interior del país, las que sirven como nudo ferroviario para el transporte de personas, pero especialmente de mercancías pasando por Kazajistán, Rusia, hasta llegar a Alemania.

A su vez está consolidando rutas marítimas, con bases navales y concesión de puertos, por ejemplo, en Sri Lanka con una base naval, y el puerto de Triste en Italia. De esta manera garantiza que sus productos lleguen de manera segura, variada y ágil a varios países destino, evitando posibles bloqueos. De ahí para China la importancia geo estratégica del control de Taiwán tiene que ver no sólo con el reclamo territorial sino tener un mejor control del Mar de China.

Frente a lo cual hay investigadores que han planteado que actualmente vivimos una época de desglobalización y de desarrollo gradual de bloques debido al choque de países que ascienden a ser grandes economías, mientras aquellas que pierden espacio y/o quedarían en desventaja. Dentro de este contexto puede explicarse hechos como el conflicto de Ucrania, los peligros bélicos en África, la escalada de China frente a Taiwán (territorio respaldado por Estados Unidos, y en donde se encuentran importantes empresas de semiconductores), las diversas alianzas y acuerdos comerciales.

Los países en vías de desarrollo como Ecuador, tienen que estar atentos a este evento que marcará seguramente las relaciones comerciales mundiales, la reconfiguración de los flujos de bienes, servicios y de inversión; siempre teniendo en cuenta criterios de beneficios para el país al momento de negociar tratados y acuerdos, transferencias de tecnologías y demás políticas que beneficien al desarrollo nacional.


Bibliografía

Aibar, E. (2019). Revoluciones industriales: un concepto espurio. OIKONOMICS Revista de los Estudios de Economía y Empresa(12), 1 -8. Obtenido de https://oikonomics.uoc.edu/divulgacio/oikonomics/_recursos/documents/12/EAibar_oikonomics12_esp.pdf

Conferencia de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (UNCTAD). (s.f.). UNCTAD. Obtenido de https://unctadstat.unctad.org/wds/ReportFolders/reportFolders.aspx?sCS_ChosenLang=en

Espinoza Piguave, E. (2019). Los recursos naturales son poder: la geopolítica de las periferias latinoamericanas durante el boom de precios de materias primas y el ascenso económico de China. Ediciones Complutense, 229 - 258.

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). (2023). Obtenido de Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe: https://www.fao.org/americas/noticias/ver/es/c/896248/



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Autor

Econ. Hugo Donoso, Mgtr.

Docente Unemi

 
 
 

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Blog Económico del Grupo de Investigación Económica de la Unemi

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