¿El banano perdió la corona? El cacao pisa fuerte en 2025

clubeconomicounemi
22 mar
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Durante décadas, el banano fue el segundo gran protagonista de las exportaciones ecuatorianas, apenas por detrás del camarón. Pero en enero de 2025, algo inesperado sucedió: el cacao lo superó. Sí, ese mismo cacao que hace más de medio siglo dominaba el panorama exportador del país, volvió a ocupar un lugar de privilegio, desplazando al “rey amarillo” y consolidándose como el segundo producto no petrolero más vendido al exterior.

El dato no es menor: las exportaciones de cacao y sus derivados alcanzaron los 517 millones de dólares solo en enero, lo que representa un crecimiento de más del 300 % respecto al mismo mes del año anterior. Además del valor, el volumen también creció significativamente, con una variación cercana al 80 %. Este fenómeno no responde a un golpe de suerte ni a un cambio momentáneo, sino a un proceso de posicionamiento estratégico, mejora en la producción y aumento de la demanda global por materias primas diferenciadas, como el cacao fino de aroma que produce Ecuador.

Estados Unidos, la Unión Europea y Malasia lideran las compras de este producto, y lo hacen con una clara preferencia por la calidad ecuatoriana. En paralelo, los precios internacionales han jugado a favor: el alza ha permitido que los productores locales vean mejores ingresos y que se estimule la inversión en el sector. En un contexto de contracción del consumo global y tensiones comerciales, esta es una noticia que rompe el patrón.

Pero el auge del cacao no solo habla de un buen momento comercial. Es también una señal de que Ecuador tiene potencial para diversificar su matriz exportadora de forma más estructural. Ya no se trata solo de vender más materia prima, sino de apostar por productos con valor agregado: chocolates premium, manteca de cacao, licores finos. Convertirnos en exportadores de productos transformados y no solo de insumos, podría marcar la diferencia en términos de ingresos, empleo rural y estabilidad comercial.

El panorama general también es alentador. En enero de 2025, las exportaciones no petroleras y no mineras del país generaron más de 2.000 millones de dólares, con un crecimiento del 42 %. El camarón se mantiene en la cima, con más de 590 millones en exportaciones y un crecimiento sólido. Pero lo que hace especial al cacao no es su volumen, sino lo que representa: un giro en la narrativa tradicional del comercio exterior ecuatoriano.

Por supuesto, no hay que caer en triunfalismos. El verdadero reto es sostener este crecimiento, hacerlo sostenible y ampliar su impacto. Mejorar infraestructura, garantizar acceso a financiamiento, invertir en investigación agrícola y fortalecer los canales de comercialización deben ser prioridades. Además, será clave que el Estado y el sector privado trabajen juntos para generar condiciones que permitan que el auge se convierta en tendencia de largo plazo.

El superávit de la balanza comercial en enero —más de 700 millones de dólares— refleja, en parte, el impulso del cacao. Pero más allá de las cifras, lo que está en juego es una oportunidad histórica: reconectar con un legado productivo y adaptarlo a las exigencias del siglo XXI.

El cacao ecuatoriano está teniendo su momento. Ahora toca decidir si lo convertimos en historia o en futuro.