Pobreza en Ecuador 2024: contrastes entre provincias
- clubeconomicounemi
- 5 mar
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Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu) revelan que la pobreza por ingresos en Ecuador alcanzó el 24,2% en 2024, lo que representa un leve incremento en comparación con el año anterior. No obstante, este dato general oculta diferencias marcadas entre regiones. Mientras algunas provincias lograron una reducción significativa en la pobreza, otras experimentaron un deterioro preocupante.
Para poner estas cifras en perspectiva, imaginemos que Ecuador fuera un pueblo de 100 personas. En este caso, 24 vivirían en condiciones de pobreza, mientras que al menos 10 de ellas se encontrarían en pobreza extrema, con ingresos mensuales inferiores a $51,53. Sin embargo, esta realidad no es homogénea en todo el país.
Para comprender mejor la evolución de la pobreza en Ecuador, es útil analizar los datos en tres dimensiones:
Algunas provincias han logrado avances importantes de acuerdo a las cifras de la Enemdu. En Pastaza, la pobreza disminuyó 25,2 puntos porcentuales, pasando del 69,7% en 2023 al 44,5% en 2024. Napo registró una reducción de 16 puntos, lo que sugiere que ciertos factores locales podrían haber favorecido la mejora de las condiciones de vida.
Por otro lado, el panorama es alarmante en Orellana, donde la pobreza se incrementó en 9,6 puntos porcentuales, alcanzando el 76,2% de la población. Cañar y Bolívar también presentan incrementos de 9,4 y 9 puntos, respectivamente. Estos aumentos podrían estar relacionados con la caída de ingresos en sectores productivos clave o con la insuficiente generación de empleo formal.
Las diferencias entre provincias evidencian la necesidad de políticas públicas más focalizadas. Mientras algunas regiones parecen haber implementado estrategias efectivas, otras aún enfrentan grandes desafíos. Es crucial identificar qué medidas han funcionado en las provincias con mejoras y replicarlas en aquellas que han sufrido retrocesos.

La pobreza se manifiesta en múltiples aspectos de la vida diaria. En zonas geográficas con altos niveles de pobreza extrema, típicamente el acceso a educación superior es limitado, la informalidad laboral es predominante y las condiciones de vivienda suelen ser precarias. La falta de ingresos también restringe la posibilidad de acceder a servicios de salud adecuados, aumentando la vulnerabilidad de la población ante enfermedades y crisis económicas.
En las provincias donde la pobreza ha disminuido, es posible que se haya generado una mayor estabilidad laboral o que los programas de inversión pública hayan logrado mejorar la infraestructura local. Esto sugiere que el impacto de la pobreza no solo debe medirse en términos de ingreso, sino también considerando la calidad de vida y el acceso a oportunidades.
¿Por qué algunas provincias han logrado reducir la pobreza mientras otras han visto un deterioro en sus condiciones económicas? Si damos por confiables las cifras, apuntamos algunos factores que podrían estar influyendo en estos contrastes:
Dependencia de sectores económicos volátiles: Provincias cuya economía depende de actividades como la agricultura o la extracción de recursos naturales suelen ser más vulnerables a fluctuaciones en los precios internacionales.
Migración interna: Algunas provincias experimentan un éxodo de población en busca de mejores oportunidades, lo que afecta tanto la oferta laboral como la demanda de bienes y servicios locales.
Inversión en infraestructura: Las provincias con mayor desarrollo de carreteras, acceso a servicios básicos y conectividad suelen atraer más inversión y generar empleo formal.
Estos factores evidencian que no existe una única causa detrás del aumento o la reducción de la pobreza, sino un conjunto de elementos estructurales que determinan el bienestar de cada región.
Si bien el análisis de un solo año nos permite observar tendencias inmediatas, es importante mirar los datos en perspectiva. En Ecuador, la pobreza por ingresos ha seguido ciclos de aumento y reducción en función del contexto económico y político. En algunos períodos, las inversiones en programas sociales han logrado mitigar la pobreza temporalmente, pero sin generar un impacto estructural sostenido.
El reto es consolidar estrategias que no solo reduzcan la pobreza en el corto plazo, sino que generen oportunidades de desarrollo a largo plazo. Esto implica fortalecer sectores productivos, promover la educación técnica y superior en zonas vulnerables y mejorar la calidad del empleo formal.
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