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El cierre de empresas en el corto y en el largo plazo

Durante las lecciones fundamentales de microeconomía, me he encontrado con la dificultad de muchos estudiantes para entender los planteamientos referentes a la decisión de los productores de permanecer o salir del mercado.

La intención de las siguientes líneas es presentar la intuición detrás de esos planteamientos a través de un ejemplo simple.


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Los planteamientos:

De acuerdo al libro Microeconomía. Versión para América Latina, sexta edición, escrito por N. Gregory Mankiw en el año 2015, páginas 285-289, se puede plantear lo siguiente:

En el corto plazo, una empresa decide mantenerse ofreciendo sus bienes en el mercado mientras el precio que perciba sea mayor o igual a sus costos variables promedio (es decir, aquellos que relaciona directamente con cada unidad de bien producido). Si el precio es menor, decide cerrar temporalmente (recuerde que se trata del corto plazo).

En el largo plazo, la empresa decide salir del mercado si el precio que percibe es menor a sus costos totales promedio.

Un ejemplo ilustrativo

Para hacernos una idea de lo que esto significa, podemos imaginarnos las decisiones de un proveedor de transporte a través de una plataforma digital. En principio, este es un conductor novato y no necesitamos que sea muy prolijo en su contabilidad.

Ha comprado su vehículo de contado. Independientemente de si sale o no sale a trabajar, ese vehículo está allí y seguirá estando allí mucho tiempo. Este es un costo fijo (o costo hundido) para el conductor.

Sin embargo, hay algo que sí se consume rápidamente conforme presta sus servicios: el combustible. Este es su costo variable (en este cortísimo plazo). Si la tarifa que cobra por su servicio no cubre el combustible consumido, no tiene sentido prestar el servicio: su trabajo no le sirve ni para reponer el combustible consumido y, por tanto, eventualmente se quedará sin combustible. Cerrará, al menos hasta que la tarifa suba en relación al combustible.

La tarifa ha sido suficiente para mantener a nuestro conductor en el mercado durante unas semanas, pero ahora se le presenta algo que no preveía: el automóvil necesita mantenimiento, que incluye cambios de aceite, de filtros y algunos trabajos preventivos y correctivos. Apenas si ha podido pagar ese mantenimiento, pero ahora es consciente que la tarifa debe cubrir también este costo. Conductores un poco más experimentados saben que también debe cubrir los costos del cambio de llantas, repuestos y otros mantenimientos más profundos. Si la tarifa no cubre esos costos, el automóvil eventualmente tendrá un desperfecto que será imposible de asumir, y nuestro conductor deberá cerrar.

Ya han pasado años, la tarifa ha cubierto muy bien todos los mantenimientos y hasta un seguro que le ha permitido a nuestro conductor mantenerse en el mercado a pesar de ciertos imprevistos. Pero ahora el automóvil difícilmente puede servir de herramienta. Ha llegado la hora de reemplazar el vehículo. La tarifa debe cubrir también este costo, o el automóvil eventualmente dejará de funcionar y no podrá ser reemplazado. Hemos llegado al largo plazo. Los costos hundidos ahora son considerados por nuestro conductor. La tarifa tiene que cubrir los costos totales o será expulsado del mercado.

Los costos en el corto y el largo plazo

Nuestro afán por contabilizarlo todo hace que tendamos a tratar el corto y el largo plazo como unidades de tiempo relativamente estáticas. En realidad, dependen más de las relaciones entre los factores productivos.

Como se puede intuir en el ejemplo ilustrativo, en un lapso corto existen factores productivos cuyo consumo es relativamente imperceptible (“seguirá estando allí mucho tiempo”) y otros cuyo consumo es muy perceptible (“algo que sí se consume rápidamente”). De allí que se pueda distinguir, en el corto plazo, entre costos fijos y costos variables.

Pero, conforme va pasando el tiempo, el consumo de otros factores se hace más y más evidente, hasta que, en el largo plazo, alcanzamos a percibir que todo se consume: todos los costos son variables.

Limitaciones y reflexiones posteriores

Este ejemplo permite apuntar algunos aspectos que, desde mi perspectiva, podrían generar muy interesantes reflexiones:

- La importancia de considerar todos los costos al momento de determinar tarifas.

- La impericia en la identificación de los costos como un mecanismo de selección adversa en el mercado.

- La posibilidad de ir cubriendo los costos a largo plazo en costos variables en el corto plazo (uno podría inventarse una suerte de prepago en cuotas de mantenimiento automotor).

- El papel del crédito en convertir los costos hundidos en una suerte de costos variables.

- La dificultad de incorporar en el análisis los costos asociados a la reproducción de la fuerza de trabajo (por ejemplo, alimentación).



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Autor:

Econ. Diego Ramos Flor

Docente ESPE


 
 
 

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Blog Económico del Grupo de Investigación Económica de la Unemi

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