LOS RETOS DEL NUEVO GOBIERNO, UNA MIRADA DESDE LA MICROECONOMÍA HACIA LA MACROECONOMÍA.
- clubeconomicounemi
- 8 ago 2023
- 4 Min. de lectura
Después de un periodo de vigoroso desempeño económico en el país durante 2009 a 2015, caracterizado por un aumento promedio anual del PIB del 4.3%, la economía ecuatoriana ha enfrentado dificultades para establecer un rumbo sostenido. En dolarización, dos retrocesos han puesto en evidencia la fragilidad del sistema productivo ante shocks de oferta y demanda, el primero en el año 2016 (-1.2%) seguido por un declive aún más pronunciado en 2020 (-7.8%). La incertidumbre política relacionada con los próximos resultados electorales y la anticipada presencia del fenómeno del niño a finales de 2023 plantean la posibilidad de un tercer revés; pues la economía todavía no muestra indicios claros de recuperación post pandemia, y su crecimiento se ha mantenido en un modesto ritmo interanual del 0.5% desde 2015.
Para hacerle frente al problema, uno de los ámbitos de incursión de la política económica debe centrarse en el potenciamiento de la microeconomía para poder tener una macroeconomía saludable. Solo con analizar las cifras de la rama empresarial del país podemos resaltar serias distorsiones que no coadyuvan hacia un sendero claro de crecimiento. Según datos de la Superintendencia de Compañías Valores y Seguros (SCVS), cerca de 100.000 empresas a nivel nacional reportaron ingresos en torno a los US$140.000 mill. en 2022. Sin embargo, en términos de la utilidad neta (UN) tan solo se contabilizaron poco más de US$7.000 mill. (5% del PIB), lo cual sugiere elevados gastos (de constitución, ventas, impuestos, entre otros) que dificultan una recuperación sólida del sector empresarial del país. La UN del sistema creció a un ritmo interanual promedio entre 2013-19 de 7.2% mientras que en post pandemia solo lo hizo al 2.2% (+1.1% en términos reales).
En este sentido, también se pueden destacar posibles fallas de mercado que requieren atención estatal. Al año 2022, el 3% del total de empresas (3.236 entidades de 100.000; grandes compañías) concentraron el 80% del total de ingresos reportados a la SCVS y casi el 90% de la UN del sistema. De ese 3%, cerca del 1% (30 empresas) agruparon el 40% de la UN de la rama productiva del Ecuador, la mitad de dicha participación se adjudicó a firmas relacionadas a la actividad de minas y petróleo; lo cual denota la dependencia histórica del país en ese sector y la poca diversificación que existe de la producción. A partir de estos hallazgos, hay 3 fundamentales de la macroeconomía para potenciar el desarrollo de la microeconómica del país: 1) la inversión, 2) la competitividad y 3) el ingreso y los precios relativos. Los dos primeros ligados al fomento de la oferta y el tercero al fortalecimiento de la demanda.

En una economía que crece poco (o nada) es muy difícil pensar en que existan estímulos para que el sector privado invierta en nuevas ramas de actividad, permitiendo así potenciar la industrialización para hacer que ese 90% de UN repartido entre pocas empresas se empiece a distribuir de forma más equitativa entre firmas con mayor valor agregado. Otro condicionante para el repunte de la inversión es las altas tasas de interés que benefician solo a las grandes firmas (3% del total) pues estas pueden pedir prestado en promedio al 10% nominal anual, mientras que una microempresa tiene que hacerlo al 20% nominal anual. Comparados con países dolarizados como el Salvador, el costo del dinero para estos mismos segmentos bordea el 10% nominal anual. Por lo tanto, no es raro apreciar una inversión real planchada en torno a los US$3.700 mill. desde hace tres años.
Estas distorsiones hacen que el Ecuador sea un país poco competitivo para estimular una oferta con mayor valor agregado, situación que se ve plasmada en la evolución del tipo de cambio real efectivo, el cual mide qué tan caros son los bienes internos respecto a los bienes extranjeros. Si bien hemos sido “beneficiados” por la dinámica internacional de precios que nos hizo entre otras cosas ser más “baratos” en relación con el resto del mundo, lejos estamos aún de alcanzar los niveles de competitividad de 2013. Esto ha provocado que nuestras exportaciones caigan entre enero y marzo de 2023 en 5.1% t/t-1, deteriorando así la relación real de intercambio del Ecuador. Por el lado del ingreso y los precios relativos la dinámica tampoco es favorable, pues el salario real - principal promotor del consumo privado – se empezó a desacelerar durante el año en curso. Esto, de la mano de un mercado laboral inclinado a generar puestos de trabajo inadecuados en detrimento de los plenos (en este segmento solo 3 de cada 10 personas activas lo poseen). Desde la óptica de los precios de los bienes y servicios, cada vez es más caro demandar, en particular los precios de la división de Alimentos y bebidas no alcohólicas. En este sentido, el consumo privado en el país se contrajo 2% t/t-1 durante el primer trimestre del año, el primer retroceso de los últimos 2 años.
En resumen, de los 5 determinantes de la demanda agregada hemos hablado aquí de 4 (la inversión, el consumo privado y los provenientes del sector externo). Por lo tanto, quien juega de líbero en este crucial torneo, para mejorar la microeconomía del país es el sector público. Este es el sector que podría hacer que la microeconomía sea compatible con el desarrollo de la macroeconomía. Es el que debe crear rumbos claros de desarrollo, corregir las posibles fallas de mercado que se ha detectado a lo largo de esta columna (concentración de los ingresos en pocas empresas y altas tasas de interés) y estimular de esta forma a la inversión para una mayor competitividad sistémica. Así también, generar las condiciones necesarias para el fomento del empleo y alivio de las hojas de balance de las familias y empresas, en el marco de generar un crecimiento económico sostenido. Son los retos que tendrá el nuevo Gobierno y que esperamos todos empiece a poner, ahora sí, la casa en “orden”.
Autor:

Angel Maridueña Larrea.
Docente Unemi
.png)
.png)



Comentarios