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La Informalidad Laboral y la Precariedad en Ecuador, un Análisis Crítico

El paisaje laboral de Ecuador es un mosaico de desafíos y contradicciones. A pesar de un ligero aumento en el empleo adecuado en junio de 2023, la precariedad laboral y la informalidad siguen siendo problemas persistentes que afectan tanto a hombres como a mujeres.

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En Guayaquil, la ciudad con la mayor tasa de empleo informal del país, el 60% de las personas empleadas no están afiliadas al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) ni tienen otro seguro. Esta ciudad depende en gran medida del comercio y la agroexportación, lo que la hace más vulnerable a la informalidad. El comercio es la segunda actividad más importante de Guayaquil, con el 25% de las personas empleadas en ese sector. Sin embargo, la informalidad en el sector comercial alcanza el 49%.


La informalidad laboral también se extiende a la actividad agrícola, con una tasa del 32% en Guayaquil. Los altos costos asociados a una contratación formal, los pagos de contabilidad y los impuestos son factores que juegan en contra del empleo formal en el país.


A pesar de la importancia económica de Guayaquil, solo el 35,8% de los trabajadores está afiliado al IESS. Esta es una clara evidencia del nivel de informalidad en la ciudad costera. En contraste, en Quito, la afiliación al IESS alcanza el 47%.


Por otro lado, la precariedad laboral no solo afecta a los trabajadores informales. Según un informe de la Revista Gestión, aunque las mujeres están en una posición más desfavorecida en el mercado laboral, la tendencia actual en Ecuador también afecta a la población masculina. De hecho, el empleo masculino muestra un crecimiento considerable en la cantidad de hombres en situación laboral precaria.


En junio de 2023, el empleo no pleno aumentó para ambos géneros. El 30,6% de las mujeres y el 29% de los hombres se encontraban en esta condición. Sin embargo, el incremento mensual en "otro empleo no pleno" muestra disparidades entre hombres y mujeres. La participación de la población masculina ha aumentado en un 10%, lo que indica un crecimiento considerable en la cantidad de hombres en esta situación laboral.


Estos datos arrojan una perspectiva clara sobre cómo el empleo no pleno está sesgado hacia la población masculina. Es decir, si bien son las mujeres quienes tienen mayor participación en el desempleo, así como en los empleos no remunerados, eso no significa necesariamente que el sexo masculino se encuentre netamente en empleo adecuado. Al contrario, se encuentra trabajando en condiciones precarias.


En conclusión, el mercado laboral ecuatoriano presenta una realidad preocupante. La crisis generada por la pandemia de covid-19 ha tenido un impacto desproporcionado en las mujeres en indicadores sumamente importantes, es verdad, pero los hombres también son víctimas de la falta de empleo adecuado en el país.


Ante este panorama, nos vemos obligados a reflexionar: ¿Cómo puede Ecuador abordar eficazmente la informalidad y la precariedad laboral para garantizar un empleo digno y seguro para todos sus ciudadanos, independientemente de su género? ¿Qué políticas se deben implementar para mejorar la calidad del empleo y reducir la brecha de género en el mercado laboral? ¿Cómo puede el país equilibrar la necesidad de crecimiento económico con la necesidad de justicia laboral?



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Autor:

José Díaz Montenegro

Docente Unemi


 
 
 

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Blog Económico del Grupo de Investigación Económica de la Unemi

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